El país no puede, no debe permanecer pasivo
ante los acontecimientos mundiales, debe tener una participación activa en la
construcción y desarrollo de un mundo nuevo, sin perder de vista sus
peculiaridades culturales y, uno de sus elementos esenciales para lograrlo son
los educadores, aún cuando subrayamos que no es el único responsable.
Cuando nos preguntamos cuál es la Educación
que se requiere para el futuro, León Trahtemberg (1995) nos indica que cinco
aspectos o principios se han de tener en cuenta como condicionantes para ese
futuro, a saber:
1. “La tecnología no puede sustituir la
filosofía, y no se puede educar sin una filosofía de vida y una concepción del
mundo. Si no hay una orientación valorativa, la educación será ciega. Se
sugiere basarse en una cultura humanística y democrática como marco ideológico
y valorativo hacia el cual educar.
2. La barrera entre la institución y la
sociedad real debe romperse, procesando los conocimientos de modo que el hombre
pueda entender su realidad y tratar de perfeccionarla para facilitar su
bienestar y el de la colectividad.
3. Los estudios humanísticos deben ampliarse
en proporción directa a la ampliación de las tendencias tecnológicas. Sólo así
se podrá equipar a los alumnos con una cultura y conocimientos que les permita
dominar las poderosas fuerzas de la tecnología y de la ciencia, usándose para
beneficio de la humanidad.
4. La educación debe orientarse hacia el
entrelazamiento de las dos tradiciones de la educación humanística, que
establecen que hay que perfeccionar la realidad o que hay que modificarla, para
así lograr una vida más agradable, buena y justa.
5. Será vital educar para eliminar las cinco
tendencias destructivas que existen hoy y que pueden afectar negativamente el
futuro: a) educar contra el sectarismo y fundamentalismo, sean nacional,
religioso, étnico o ideológico, que a lo largo de la historia, y en especial
durante el siglo XX, causaron millones de víctimas. b) educar para la
conservación de la naturaleza, de modo que no destruyamos nuestro único hogar.
c) educar contra las tendencias utilitaristas y consumistas que llevan a pensar
que para elevar la calidad de vida basta con elevar el nivel socioeconómico de
la persona. d) educar contra la pobreza espiritual y la estandarización de la
vida, que se expresan tanto en el trabajo como en el modo de ocupar el tiempo
libre. Es indispensable desarrollar la autonomía y la autenticidad personal
para orientar la vida hacia contenidos significativos y e) educar contra los
mensajes manipuladores y alienantes que trae la publicidad en los medios de
comunicación y la propaganda política, para evitar perder la democracia y
convertirnos en montoncracia. La chispa de la vida (que propone la Coca. Cola
en su publicidad d) no sólo se encontrará en las gaseosas, sino especialmente
en el arte, la ciencia, la filosofía y en los ideales morales”
Estos aspectos nos parecen fundamentales en
la búsqueda de un nuevo rol del docente, porque determinan un nuevo concepto de
su quehacer y una nueva institución educativa así como una nueva sociedad.
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