El presente análisis nos
lleva a concluir que no es posible a los gobiernos lograr la “transformación”
–no reforma- del proceso de formación de los docentes de la noche a la mañana,
que es un proceso complejo, pero que debe atenderse de inmediato, debe
empezarse por algún lado.
Creemos que la
responsabilidad le cabe tanto a los entes formadores como a los entes
empleadores, por lo que se hace necesario que establezcan una alianza
estratégica en que asuman la responsabilidad de un proceso paulatino que a lo
largo de, tal vez una década, empiecen a verse resultados. No debe olvidarse
que todo cambio en educación toma muchos años, y que lo importante es empezar y
empezar de la mejor forma posible.
La re-formulación de
políticas para la formación y actualización docente las cuales deben sugerir
normas y precisar acciones que tiendan articular la pluralidad de este
sub-sistema en un discurso flexible. Ya no es posible pensar y actuar únicamente
para los maestros de los medios urbanos esto ha agravado el desarraigo e
identidad hacia la carrera magisterial.
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